Combate mortal y nos vemos mañana.

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A veces no somos conscientes del privilegio que supone tener un pedazo de plástico que confirme que somos legales.

Ningún ser humano es ilegal, esa es la premisa de la que partimos y con la que contamos ¿verdad? pues la realidad es bien distinta.  El privilegio de libre circulación, el estar «documentado», el poder respirar más o menos tranquila si te piden el DNI, el poder asistir a cualquier evento con la certeza de que vas a poder acceder… Qué fácil es no pensar en ello cuando lo tenemos asumido y qué chocante resulta el ver que en el mundo real las cosas no son tan sencillas.

En Octubre hubo un concierto, un concierto de Princess Nokia, una artista negra, latina en diáspora, activista, feminista, vamos, un icono para muchas, en Madrid y como era de esperar acudimos en manada para disfrutar de ello. La idea era estar todas juntas, compartir, sentir la hermandad y gritar las letras de las canciones mientras movíamos el culo en primera fila, una primera fila llena de negras felices y empoderadas que se habían reunido después de meses contando los días y habían llegado de diferentes ciudades solo para el evento. ¿Qué podría fallar ahí?

Normalmente, cuando compras una entrada para un evento y cumples los requisitos de edad y toda esa burocracia se supone que te ganas el acceso al lugar donde se llevará a cabo sin complicaciones. Normalmente las cosas van así pero no todas somos blancas con papeles y si se te cruza por delante el enemigo todo se complica en un segundo. Lo que nos pasó aquél día es digno de contar; para resumir, a una compañera le denegaron el acceso a la sala por racismo institucional y por el racismo y la soberbia de los propios seguratas del local y obviamente al ver que esto estropeaba la idea que teníamos de lo que sería ese día decidimos no quedarnos de brazos cruzados y aceptarlo de buenas a primeras. ¿Qué se puede hacer en esas situaciones? Sinceramente no teníamos ni idea pero decidimos que si hacía falta mover el cielo y la Tierra (y cancelar el concierto de paso) para que nuestra compañera entrara lo haríamos sin dudarlo.

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CUANDO TU CULTURA ES POCO PROFESIONAL

(Foto: Nadine Ijewere)

Siglos, cientos de años, horas de trenzado, lavado, anudado, tejer, lavado telas, enhebradas cuentas, quemaduras y olor a frutas, tirones de tu madre y alivio despues de los bantus, color.
Todo esto, todo lo que te forma como ente, como ser; cúmulo de energías andante, durmiente y sintiente. Los pañuelos que se pone tu madre para ir a la boda de una compañera, que aprendió de su madre, tu abuela, y que ahora te hace a ti; el collar que te protege del mal de ojo que te regaló tu tía, ese tan grande; tu afro, el que te ha costado cuidar y mimar para que llegue a ese espesor; o tus trenzas, con las que llevas unos meses, porque tu afro aun no es lo grande que te gustaría.
Todo lo que te define, cientos de años de cultura, las caricias de tu abuela, la protección, se convierten en inconvenientes fuera de las puertas de tu casa, fuera de tu país.
Años de tradición, religión, se deben evaporar si quieres comer. Son poco profesionales, te dicen. Debes dejar de ser tu, olvidar  siglos, cientos de años, horas de trenzado, lavado, anudado, tejer, lavado telas, enhebradas cuentas, quemaduras y olor a frutas, tirones de tu madre y alivio despues de los bantus, color; ser otro ente, que no corresponde con tu Ser, porque molesta, incomoda. Convertirte en algo frío y neutro. Tus conocimientos, talento, son eclipsado por el pañuelo que llevas, tus pulseras y tus modificaciones corporales. Tu cultura les eclipsa el raciocinio.
Para poder comer tienes que olvidar tu cultura, lo que te define, lo que define a tu madre y abuela. Las canciones, los colores y los sabores. Silenciar las voces de tus raíces. Las cenizas y el fuego se deben apagar.

Dejar de ser para ser ellos.
No queremos comer entonces.

«El amor es tan poderoso, es como las flores que no se ven bajo nuestros pies cuando caminamos” 

Bessie Head


¡Te equivocas con nuestra sexualidad!

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YOU HAVE THOSE DSL lips — DICK-SUCKING LIPS.

Así los llamó, labios de chupar-pollas.

Un día, un chico blanco se giró hacia Lexy en la cafetería del instituto declarando que tenía unos labios impresionantes para blow jobs. Lexy, tenía 13 años, era una de las pocas chicas negras en una instituto de blancos, aún así fue consciente: “El nunca diría algo así a ninguna de las chicas blancas de la mesa, pero aún así creyó que sí podía dirigirse a mi y a mis labios”. Se dio cuenta, así como muchas afroamericanas, que ser negra y mujer a menudo te etiquetaba como sobresexualizada… aún que estuviera muy lejos de la verdad.

Toda mujer debe lidiar con preceptos anticuados como que “las buenas chicas no duermen fuera de casa”, pero de las mujeres negras, sin importar “cuan buenas son” se espera que estén siempre listas para apuntarse a tener sexo. Después de todo nuestros labios jugosos y caderas gruesas deben significar algo… ¿verdad?

Actualmente en occidente, las mujeres negras han sido marcadas gratuitamente como “sirenas hambrientas de sexo”, lejos de lo que se percibe de las mujeres blancas: pureza inherente. Ese mito de Jezebel muestra como estamos consideradas aún hoy.

¿Bajos el numero de matrimonios negros? ¿Para qué comprar la vaca si puedes tener la leche gratis?

¿Embarazos adolescentes? Bill O’Reilly sugirió que era culpa de Beyoncé.

¿Twerking? Culos negros que echaron a perder a Hannah Montana. Y hablando de Miley, mientras que sus sesiones de fotos desnudas y su exploración sexual son vistos como ejemplos de reivindicación feminista, la brujería “sufbort” de Beyoncé es un simple caramelo para los ojos.

La suposición de que las mujeres negras son unas salvajes en la cama es profunda, viniendo en parte de la era prebélica, cuando las mujeres esclavizadas eran rutinariamente sujetas a la violencia sexual y los propietarios blancos de las plantaciones trataron de justificarla.

Siglos después, la sexualidad femenina negra sigue siendo una fuente de pánico moral porque el cambio requiere mucho tiempo, y los estereotipos – especialmente los arraigados – son difíciles de destruir.

 

“Constantemente nos ven como las mujeres hipersexuales, irresponsables y fuera de control que crean estragos con nuestras sexualidades”, dice Mireille Miller-Young, profesora adjunta de estudios feministas en la Universidad de California (Santa Bárbara) y autora de A gusto para el azúcar moreno: Mujeres negras en la pornografía. “La gente piensa que tenemos demasiados hijos o somos demasiado promiscuas para el matrimonio, somos vistas como criminales sexuales.

Esto puede ser en parte la razón por la que, en muchas ciudades americanas, las mujeres negras son más fácilmente arrestadas por prostitución que las mujeres de cualquier otra raza.

Nuestra sexualidad se ve como un problema, algo que nos lleva a dificultades”, dice Miller-Young. Y mientras la mujeres negras tiene más posibilidades de ser violadas que nuestras compañeras blancas, según un estudio reciente también somos a las que menos se las cree tras denunciarlo. Solo hace falta ver las victimas del Oficial de policía de la ciudad de Oklahoma, Daniel Holtzclaw, un hombre que fue condenado por dieciocho cargos de violación y agresiones sexuales a mujeres, que declaró estar seguro que las mujeres no iban a ser creídas por haber tenido, en su mayoría, problemas con la ley y ser negras.

Así que ¿Cómo crees que es la emancipación sexual cuando la sociedad asume que eres hipersexual?

Desafortunadamente, muchas de las personas creen que la respuesta es que las mujeres negras escondan su sexualidad, demostrando que podemos estar tan dominadas en 2016 como las mujeres blancas lo estaban en 1816.

Este mensaje esta reforzado en las lecciones de muchas iglesias negras, que a través de el legado del miedo por la amenaza del VIH/ETS en las comunidades negras y en una cultura del Hip-Hop obsesionada con cazar «hos» (guarrillas) y «THOTs»  (acrónimo de «esa guarrilla de ahí»)

Pero aplastar nuestra sexualidad no nos permite a las mujeres negras tener el control. En realidad, hace que muchas mujeres sufran con sus deseos naturales y eso, da asco.

«Cuando estaba creciendo me enseñaron que el sexo era algo con lo que tienes que lidiar cuando te casas y hasta entonces tienes que mantener las piernas cerradas» dice Lexy, la cual trabaja para el gobierno y sigue viviendo en la pequeña ciudad del Sur en la que se crió. «Y mientras que no debería tener sexo con ningún chico hasta que me pusisera un anillo, definitivamente jamás debería acostarme con una chica» Entendido, excepto porque Lexy se identifica como queer y a los 24 años aún no ha tenido sexo. «Sigo sintiendo vergüenza por permitirme a mí misma el ser bisexual, a pesar de que me considero una feminista con un enfoque positivo respecto al sexo. Me dijeron que no fuera sexy y yo internalicé eso. Ojalá alguien me hubiera dicho que está bien recibir placer, o masturbarme. Duele un poco el no haber tenido eso» Admite.

«Mis amigos negros me decían que mantuviera el contador bajo» dice Ebony, 27 «Aprendí que si me estaba liando con un tío no se debería ser agresiva o experimental» Que pareciera que me gustaba mucho el sexo era visto como «cosa de blancas». Estos mensajes le crearon un conflicto «Me pregunto si soy una mala persona o me merezco menos amor que el resto por querer tener sexo y disfrutarlo»

Además, es duro el admitir que los mensajes que les han dado a las chicas y mujeres negras difieren de aquellos que les dieron a chicos y hombres negros, quienes, como todos los hombres, son usualmente empujados a ser sexualmente insaciables para probar su masculinidad.

Los hombres negros (como los amigos de Ebony) juegan un rol importante a la hora de reforzar ideas restrictivas sobre la sexualidad femenina de las mujeres negras. De hecho, animar a las mujeres negras a obviar su sexualidad es un pasatiempo para celebrities  negros.

Tyrese Gibson, actor de Fast & Furious en 2014, y con una gran base de fans de mujeres negras, utilizó YouTube para decirle a las chicas solitarias de San Valentín que «La mayoría de las zorras y tías guarras del montón nunca están sin un hombre» Para Tyrese, estar sola (y no tener sexo) significa que una mujer se respeta a sí misma y ama a Jesús y sobre todo no se está «regalando» a cualquier Tom, Dick o Malik, que Dios lo impida.

Conozco a muchísimos chicos que tienen la costumbre de sermonear a mujeres sobre los peligros de Jezebel por allá en los 80’s, cuando crecía en Gary, Indiana. Además, esas advertencias estaban en todas as canciones de radio de Hip-Hop. Ser una «slutty ass ho» podría hacer que te matara, según N.W.A. De todas formas, me sentí afortunada de que mientras que escuchaba todos esos mensajes anti-sexo ninguno vino por parte de mis padres. De hecho, mis padres me dijeron poco sobre el sexo, pero tampoco usaron nunca un lenguaje slut-shaming  y no hicieron nada para parar mi afición por los sujetadores caros y sexys.

Sospecho que algunas de mis hermanas blancas se ven reflejadas en lo que estoy describiendo, y es verdad que las mujeres de todos los colores se enfrentan a unas expectativas sexuales, pero el permanente estereotipo de que las mujeres negras en particular son hipersexuales añade otra área de estrés. El aferrarnos a ideas de sexualidad regresivas es lo que se espera de muchas de nosotras -no disfrutar del sexo, olvidarnos de que bajen- para probar que no somos las frescas que los estereotipos dicen que somos, y para mantenernos seguras de gente que piensa que nuestras características físicas o nuestra mera existencia son una invitación. ¿Y si una mujer negra dice «que le den» a esas ideas y hace lo que quiere? Entonces se está saboteando a sí misma y decepcionando a una raza entera  solo por confirmar esas suposiciones.

«Hoy en día la representación sexual de la mujer negra se ve usualmente como ‘demasiado’, algo que deber ser prevenido en lugar de expandirlo, pero como mujeres negras sentimos lo contrario» dice Miller-Young «Hemos sentido que nuestra sexualidad ha sido limitada de alguna forma, que necesitamos explorarla más para ampliar esta representación y promover una imagen real de una mujer negra con vida sexual activa»

Es refrescante el hecho de que en ShondaLand, Olivia Pope no sea la única jefa de Beltway, si no que consigue meter en su cama a una variedad de tiarrones  de los búnkers de B613 a los escritorios del West Wing. Pero, predeciblemente, Pope es normalmente criticada, no solo como Jezebel, si no que según el autor y la personalidad mediática Tariq Nasheed como una «puta de cama negra» es decir, una Jezebel dispuesta a rendirse ante el poderoso hombre blanco. En fin…

Y cuando las famosas se unen a la causa – cuando Rihanna menea la pelvis, cuando Nicki presume de culo o cuando Beyoncé canta «Driver, roll up the partition please» – es un acto radical precisamente por como la sociedad ve el sexo y a las negras y como se les pide limitarse como respuesta. Estas tres artistas son parte de una tradición de performers que reclaman su sexualidad y son castigadas por ello, desde Bessie Smith a Tina Turner o Janet Jackson.

La revolución no está pasando únicamente en el entretenimiento. Tengo esperanzas al oír sobre la vida diaria de mujeres negras como Ashley, 3o años, que está enfrentándose a sus creencias desfasadas y buscando maneras sanas de entender la sexualidad. Criada en una familia de mujeres de Indianapolis, Ashley aprendió de su madre, su abuela, sus tías y su iglesia que el sexo no era algo que una mujer negra pudiera disfrutar activamente. Juzgó a las amigas que se quedaron embarazadas a pesar de asistir a clases de educación sexual en las que promovían la abstinencia por «atrasar los avances de la raza»

Ashley tuvo sexo por primera vez a los 18, en una experiencia que denomina como horrible. «Yo estaba como ¿Enserio esto es la gran cosa de la que todo el mundo habla y por la que voy a ir al infierno?» Finalmente tuvo su primer orgasmo a los 25 y se dio cuenta de que para tener otro debería entender su cuerpo de una manera a la que nunca había sido animada. De esta forma, al final de sus 20, tomó el control de su propia sexualidad y empezó a abrazarla. Su mejor amiga incluso le compró un vibrador – una mejora de la que su madre se negó a oír hablar- «Tuve que empezar a estudiarme a mi misma» dice «Es un proceso constante, especialmente si no aprendes cuando eres más joven»

Cruzo los dedos para que las mujeres negras sigan avanzando hacia la liberación sexual, por ellas mismas y por sus hermanas. Ayudando a pavimentar el camino está Twanna A.Hines, una educadora sexual de Silver Spring, Maryland, que encabeza programas educativos y aboga por que las mujeres busquen vidas sexuales sanas y que las llenen. «Los estereotipos como el de Jezebel reducen e invisibilizan nuestra humanidad» Su consejo para las mujeres negras (y todas las mujeres, en realidad) es «Ámate»

Ese es un lugar maravilloso para empezar.

La verdad para las mujeres negras es que somos las únicas en las que confiar en tanto a reclamar nuestra sexualidad de la historia, del hip-hop, y las esquinas más oscuras de Tumblr. No podemos deshacernos de la antiquísima idea de que estamos hipersexualizadas, ni siquiera tratamos de convencera a Drake de dejar de meterse con sus antiguos ligues por «wearing less and goin’ out more» En una cultura que encuentra tanto que odiar de las mujeres negras y tanto que criticar del resto de mujeres, si queremos libertad para expresar nuestra sexualidad y disfrutar de vida sexual sana tenemos que tomarlo por nuestra propia mano. Amarnos a nosotras mismas lo suficiente como para creer que merecemos sexo genial bajo nuestras condiciones es una forma de iniciar una revolución necesaria.

Tamara Winfrey Harris es la autora de The Sisters Are Alright: Changing the Broken Narrative of Black Women in America.

This article was originally published as «What We Get Wrong About Black Women’s Sexuality« in the March  2016 issue of Cosmopolitan